#Cinemill: Avatar: El sentido del agua

Trece años después vuelve a la gran pantalla Avatar con la secuela titulada: “El sentido del agua”, segunda parte que ha recaudado más de 2 mil millones de dólares en taquilla mundial, convirtiéndose en la sexta película más taquillera de todos los tiempos[1]. Su sinopsis es la siguiente:

Más de una década después de los acontecimientos de 'Avatar', los Na'vi Jake Sully, Neytiri y sus hijos viven en paz en los bosques de Pandora hasta que regresan los hombres del cielo. Entonces comienzan los problemas que persiguen sin descanso a la familia Sully, que decide hacer un gran sacrificio para mantener a su pueblo a salvo y seguir ellos con vida (FILMAFFINITY).

Hay que recordar que la presencia de Humanos en Pandora (el satélite en el que habitan los protagonistas) se debe, entre otros factores, a la presencia del unobtanium, un mineral superconductor de energía de extremo valor para los terrícolas y clave para su comercio interestelar[2]. Los humanos envían naves para su extracción utilizando métodos que dañan el ecosistema de Pandora, entrando en un conflicto bélico con los habitantes de dicho satélite.

En el ámbito de la Unión Europea cabe destacar la presencia del Reglamento (UE) 2017/821 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de mayo de 2017, por el que se establecen obligaciones en materia de diligencia debida en la cadena de suministro por lo que respecta a los importadores de la Unión de estaño, tantalio y wolframio, sus minerales y oro originarios de zonas de conflicto o de alto riesgo. El objetivo de este Reglamento es eliminar la importación a la Unión Europea de minerales y metales, cuya extracción esté generando violación de Derechos Humanos[3].

En esta nueva entrega, la familia se ve obligada a refugiarse en el territorio controlado por el clan Metkayina, quienes viven en perfecta armonía con el mar y sus habitantes,  viéndose obligados a aprender sus costumbres acuáticas. Rodada entre Estados Unidos y Nueva Zelanda, los efectos especiales vuelven a tener un papel central mediante el uso de CGI (imágenes generadas por ordenador) y el rodaje bajo el agua.

Con carácter previo a su grabación, los actores tuvieron que someterse a un intenso entrenamiento subacuático al tener que rodar escenas haciendo apnea[4]. En una de estas sesiones, la actriz británica Kate Winslet, consiguió aguantar la respiración durante 7 minutos y 15 segundos, sorprendiendo a todo el equipo[5]. Proeza que pone de manifiesto el riesgo que asumen algunos actores en la industria del cine.

En la producción de películas de este calado, en las que se buscan nuevos métodos de rodaje, no es extraño que alguno de los actores pueda sufrir un accidente. Siguiendo con el logro de la actriz británica y, planteando el supuesto en que hubiera sufrido lesiones como consecuencia del entrenamiento subacuático realizado en Estados Unidos:

¿Ante que tribunales podrá presentar una demanda en reclamación de los daños y perjuicios sufridos?

¿Qué ley deberá aplicarse al fondo del asunto?

Existiendo elementos de extranjería, la respuesta a estas preguntas vendrá de la mano del Derecho Internacional Privado. Este tipo de casos presentan una especial complejidad por cuanto pueden plantear problemas de calificación, tanto del tipo de relación entre la actriz y la productora como de la naturaleza de los daños sufridos (contractuales o extracontractuales) lo que dependerá de las normas de derecho internacional privado aplicables y la interpretación de sus conceptos (no siendo aplicables las normas de DIPr de origen institucional europeo, en el supuesto planteado) [6].

Porque en el mundo del cine y la vida

¡ TODO ES INTERNACIONAL!

Foto: https://www.filmaffinity.com/es/film899895.html